El bar de Eric

El Bar de Eric, aquí debería ir un párrafo relativo al arte e historia de Granada, la escena clásica, su movida indie y sus contrastes en definitiva. Nosotros a lo nuestro: visitar bares chulos y flipar indistintamente con sabores nuevos o antiguos.

Pero como los clichés se parecen a sus dueños, al final terminaremos hablando de contrastes.
Es contrastable, por ejemplo, que Eric posee un museo en su bar. Historia gráfica (y muchas veces viva y tomando cañas en la misma barra) del pop español (del que nos gusta, vaya): fotos, chupas, guitarras y Los Planetas… Gente de mal vivir (de la que también nos gusta) desafiada por un redoble a contratiempo de maravillas veganas: mimos al ojo y a la papila que superan las expectativas del más integrista de los omnívoros. Su cocinera es ciegamente obedecida por pastas filo, perfumes de aquí y allí, quinoas (nos encantan los manjares y alimentos de dioses en general), algas y recetas tradicionales veganizadas. Queridos míos, unos champiñones travestidos de boquerones en vinagre, son un motivo más que solvente para utilizar una maravillosa palabra. Trampantojo.

Y lo hemos conseguido: no hemos hecho un chiste sobre que Eric ha cambiado su batería por la de la cocina.

Clarise Dumont y Jordi Quiles

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