Acabaras picando
Situado en una esquina emblemática de Chamberí (el cruce de Santa Engracia con Ponzano) se sitúa el nuevo lugar de referencia para el chateo y tapeo a cualquier hora del día, El trajín. Con tres puertas que dan a cada una de las caras del local, la gente entra y sale, encontrando todos un lugar dónde sentirse a gusto y comenzar a disfrutar de su escueta pero acertada carta de vinos y de sus pintxos de autor.
Nada más entrar nuestros ojos recorren el espacio, analizando los detalles de su peculiar decoración(a cargo de Álvaro Bultó), diferentes elementos que encajan creando un espacio único. Nos detenemos en el techo, con múltiples lámparas de papel blanco que nos recuerdan a las nubes que sobrevolamos cuando viajamos en avión. Y el viaje acaba de empezar.
Cómo la oferta es tan suculenta, nos cuesta elegir y decidimos probar un poco de todo. Turrón de foie, bocadillo de calamares con pan de su tinta, flautín de jamón ibérico, zamburiña tigre, croqueta de txuleta (mención especial para este plato), panceta asada con huevas de trucha sobre calabaza, changurro con cebolla crunchi, ensaladilla rusa, bikini ibérico, planchado de cerdo, arroz con perretxicos con jamón y para rematar la jugada triunfal, una interpretación del postre vasco “Goxua” que desearías repetir mil veces. Todo regado con Pruno.
Mientras los platos van y vienen, continúa el trajín en la calle Ponzano y nos damos cuenta de que pronto volveremos para probar todo lo que hoy nos hemos dejado. Retornamos entre risas al exterior y es que tenían razón las primeras palabras que leímos al entrar, aquí siempre “acabarás picando”.
