Café Suédois

Ojos de mapache, tez estucada en arrugas de almohada, nido de arañas en la cabeza… Se despertó antes de que la ciudad estuviera iluminada, de querer dejar de dormir, de empezar a dar vueltas en la cama. Estrenó un jersey de angora rosa y sumergió sus pies en unas grandes botas de cowboy, evocó a Nastassja Kinski, «Paris – Texas» repitió, relajó hombros, respiró con el estómago, empujó la gran puerta cochera azul y con mirada periférica advirtió una cristalera cálida a la izquierda del patio interior.

Un pequeño rincón perfumado por sabores pasteleros, azucarados y delicados, con mucha luz natural. Una simple barra de madera clara y nórdica sembrada con velas, flores y tartas y unas pocas mesas coronan el local. Nos atienden dos camareras-cocineras suecas embadurnadas de harina y dispuestas con un gran delantal, batidora pastelera en mano nos preguntan en un francés con acento élfico «Qué van a tomar?». Es un sábado otoñal y de cielo gris intermitente, hoy sólo queremos desayunar y merendar sin parar. Optamos por la tarta de limón y albahaca, bebemos de dos grandes tazas un humeante té, compartimos una dulce explosión de sabores y nos miramos sonriendo con la boca llena,  sintiéndonos momentáneamente niños jugando al escondite, porque en el café del Institut Suédois nadie nos va a encontrar.

 

Contact
Bianca Leprêt Institut Suédois 
11 Rue Payenne · Paris
https://paris.si.se/cafe-suedois-3/