The little big cafe

Sitios que descubres por casualidad, en una revista, blog o red social. Los apuntas en algún papel, para no olvidar que debes ir pronto. Has tenido un flechazo con el nombre o la foto de uno de sus desayunos. Pero el papel se pierde y no aparece hasta tres meses más tarde, ¡zas!  «No hagas planes, ¡ya se donde almorzamos mañana!»

Por el camino dudas, no sabes si te encontrarás con otro de esos lugares bonitos, con sillas de diseño que se quedan en eso, una buena imagen a la que le falta alma. Pero al entrar, la sonrisa de la chica tras la barra despeja tus dudas y el flechazo se confirma.

The little big cafe es eso, un pequeño lugar que brinda cosas grandes. Empezando por la música que acompaña, la luz, las lecturas que ofrecen con Kinfolk Magazine a la cabeza .

El menú está escrito en una gran pizarra que ocupa dos de las paredes del local, lo quieres probar todo: café de arábica, zumos naturales, frutas, tostadas, tortitas, huevos… Todo casero y con ingredientes de primera. Con la posibilidad además, de crear un brunch eligiendo dos platos, un postre, café y zumo. Para aquellos que no pueden ir a primera hora, existe un menú diario con platos suculentos que recuerdan a diario desde su facebook.

Al salir te sientes como un explorador que ha descubierto un pequeño gran tesoro, sabiendo que este es un lugar en el que recaer de forma habitual con cualquier excusa. Y es que cuando las cosas se hacen con cariño, se marca una gran diferencia.

Cristina Valbuena