Bouet

Es curioso. Vivíamos pegados hace un año. Nos mirábamos. Y nunca nos dijimos nada. Me acostumbré a tenerte al lado. Hasta que metí todas mis cosas en unas cuantas cajas de cartón y me marché de ese segundo piso de la esquina de Cuba con Puerto Rico. Y vaya, unos meses después, tú también. Y entonces me entraron unas ganas locas de ver tu nuevo tú.

Junto a uno de los asfaltos más rodados y una de las aceras menos pisadas están los inmensos portalones de hierro de Bouet. Como si buscase ser uno de los secretos mejor guardados de Valencia. Oscuridad y calidez. Bouet impone. Intriga. Pero en cuanto te acercas a él, abraza.

Se nota que Bouet es ahora lo que tenía ganas de ser. Paredes empedradas y forjadas por Ramón Esteve, una cocina que arde en manos de Tono Pastor y en la mesa, el mejor curry que hayas probado en tu vida.

Nuestros elegidos: habitas con jamón y yema curada con miso rojo, causa de pulpo con feta y el maravilloso amarillo tumérico con ventresca de atún. Vaya tela. No puede haber un curry más rico y mejor cuidado que el que sirven en Bouet. Se nota cariño en cada cucharada. Y claro, ese festín de sabores merecía un postre como el flan de calabaza con melocotón y requesón. Una lección de cómo concluir una cena con fuegos artificiales en el paladar.

Así que no me queda más que decirte: Bouet, encantada de (por fin) conocerte.

Sandra Chanzá
Fotos: Aurora Canós