Cualquier ciudad cabe en Madrid
Es martes por la noche y es febrero. Estamos en Madrid, nuestra casa. Nos apetece
salir a cenar para ponerle un poco de gracia a la semana y decidimos que queremos probar
Umo, del que solo hemos oído hablar cosas buenas. Un martes de invierno es buen día, da
pereza pero seguro que la ciudad está tranquila. En moto por la Castellana se adivinan las luces
de las oficinas, todavía hay gente currando y nosotros vamos a ponernos las botas, qué
hambre.
Cuando entramos en Umo nos quedamos impactados con el espacio, es como si al
haber cambiado de barrio, hubiéramos cruzado el charcho y nos hubiésemos metido en uno de
esos grandes restaurantes de Manhattan, donde no existen días de la semana y la gente no
necesita que sea sábado para ponerse guapa y salir a cenar. Nos flipa su barra, su sala superior
con tonalidades rojas y lámparas de flecos, sus grandes ventanales. Pero hemos venido a
comer así que abrimos su carta (diseñada por los chefs Hugo Muñoz y Mariano Barrero) que
nos ofrece una cara de Japón que se sale de lo habitual y que se mezcla con lo mejor de la
cocina española. Los cortes en frío, la robata y la tempura son las señas de la casa y nos
dejamos aconsejar para escoger con acierto.
Queremos probarlo todo. Empezamos el festín con su tataki de atún, con ajoblanco y
su tartar de salmón que nos hacen salivar al recordarlos. Nos sorprende su Tamago de
camarones, un plato que desconocíamos de la cocina nipona y que bien merece una segunda
visita a Umo. Las gyozas de pintada… sin palabras. Los nigiris que elegimos son de sardina, atún
picante, huevo con panceta y steak tartar, podrías comerte mil pero deja hueco porque de la
sección “Robata” se viene su bacalao y hay que probarlo sí o sí. Imposible decidirnos entre la
tarta de queso japonesa o la torrija crujiente con helado de haba tonka así que pedimos
ambos… por favor, esa torrija.
Al terminar estamos ebrios de felicidad en la panza y no sabemos muy bien si estamos
en Japón, Londres o Nueva York, lo que sí sabemos es que cualquier martes puede ser especial
en Madrid, porque en ella cabe cualquier ciudad.
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