Conde Duque 13
Madrid
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LLegamos allí uno de esos días de verano que agobian y buscan refugio. Dentro encontramos el otro lado de la estación ,el blanco, la brisa que entra por las ventanas, lo fresco de sus cocktails y los colores de cada plato que envuelven la experiencia en un resultado final que se transforma en un viaje a Perú que no tardaremos en repetir.
Mientras esperamos en su comedor, el viaje comienza con Rupamita y Chicharra, dos bebidas que aparte de deliciosas son tan estéticas que piden a gritos foto y brindis. Pasamos a los entrantes con Causita (pata con tartar de salmón) y Ceviche mixto, explosión de sabores y degustación lenta entre risas. Como plato principal elegimos el Ají de pollo que cuando llega a la mesa nos deja sin palabras y miramos el espejo lateral,para ver como el plato se multiplica en su reflejo. El dulce viene de la mano de un Suspiro de limeña (dulce de leche con aroma de naranja, bizcocho de manzana y zanahoria y merengue italiano) con un toque plateado que lo convierte en una pequeña joya.
Nuestra aventura llega a su fin en la terraza, con un Mojadito (pisco, mango, maracuyá) pero de camino, el bartender nos muestra la colección de macerados de sus Pisco Sour que sin duda, optan a convertirse en los mejores de la ciudad.
Damas y Caballeros, volvemos a Madrid, de camino a casa pensamos en que no pasa nada, podemos volver mañana mismo, hemos encontrado la excusa perfecta al salir, un cartel que anuncia su happyhour y que sin duda ha convertido nuestro día, en un día feliz.
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