Oval

Era 1987, nerviosismo, días que pasan lentamente sin poder hacer nada para evitarlo ,primeras noches en blanco, hipnotizado, soñando despierto, enfrente Larry Bird vs. Magic Johnson o lo que es lo mismo Boston Celtics vs Los Ángeles Lakers, viviéndolo intensamente como todo lo que sientes de niño, euforia, drama, montaña rusa, como sino existiera el mañana, sobreexcitación, todo lo que ves por la televisión en la lejana America es un anhelo , quieres tocarlo, quieres probarlo, Ángeles  turbadores y temblorosos como bien decía Kerouac en formato cheerleader, hamburguesas gigantes que se te quedan grabadas en la memoria .

Hasta que un día entras en un espacio elegante, diferente, muy estético hasta el punto de salir en revistas de arquitectura pero sin parecer pretencioso, calido, amplio, ideal para reunir a tus amigos o ir a cenar con esa chica/o que ilumina tus noches y quiebra tus días. Te diriges a la barra y te atienden con dulzura, con una sonrisa, con ganas de hacerte cómplice de su mundo.

Llega el momento en que se disparan tus alertas y los recuerdos te tele trasportan a cuando eras niño y veías a tus ídolos escondiéndote de tus padres para que no te descubrieran que no dormías por ver aquel espectáculo, la hamburguesa que has pedido esta noche es como aquella que se comía el tío gordo y simpático en el intermedio de un cuarto mientras miraba aquellos Ángeles endemoniados, nuestra cara de placer al probar los boniatos con queso es la misma que cuando veíamos aquel pase imposible entre las piernas de Magic Johnson o el triple imposible sobre la bocina de Larry Bird, burgers que puedes customizar a tu antojo, añadiendo tus salsas favoritas o tus ingredientes fetiches para completar el sueño de una noche tres décadas después .

En Oval, hacen Magia !

Sergi Barnet

SaveSave