La gastronomía italiana es una de las más reconocidas en todo el mundo y tiene su razón de ser, pero lamentablemente no todos saben que hay mucho más detrás de la pizza y la pasta alla carbonara. Menos mal que hay lugares como Limone que vienen a descubrirle todo un mundo de sabores y posibilidades a nuestro paladar.
Con raíz gastronómica en Ligur, Limone es una tavernetta especializada en focaccias y boconccini (bocaditos italianos para compartir). Francesca y Asdrúbal nos abren las puertas de su casa y los recuerdos de los veranos de su infancia en la Liguria italiana que han transformado en deliciosos platos con todo el sabor de las mejores recetas de su nonna.
Su carta se divide en cuatro: antipasti, focaccias, recetas de la nonna y dolci. Queremos probar un poco de todo. Abrimos boca con la mortadela picante (nada que ver con otras que hayas probado antes) y el Vitel tonné (redondo de corte fino con una salsa deliciosa y sorprendente). Continuamos con sus boconccini, entre los que destacan las perlas de mozarella empanadas con mayonesa de pesto y las sabrosas y difíciles de encontrar flores de calabacín (rellenas de provolone y ricota).
Un punto y aparte cuando llega la estrella de la casa, la focaccia. Las preparan en el momento al horno y en bandejas individuales. Cuando la pruebas te das cuenta de que hasta ahora, no te habías comida una focaccia de verdad. ¿Nuestra favortia? La de lardo y rúcula, atrévete sin preguntar.
Para acabar, su pasta rellena, que no lleva salsas porque merece la pena no perderse los matices de sabor tanto del relleno como de la propia masa. Destacamos los sorrentini di zuca con galleta de amaretto, con un punto dulce que les hace muy especiales.
Si a todo esto le sumas la mejor selección de vinos de la región para maridar cada plato y un ambiente inmejorable, la ecuación tiene un resultado claro: Merece la pena venir a conocer Limone, pero sobretodo merece la pena repetir.
