Last Monkey

Una melodía repetitiva golpea mi día sin cesar como una escena de una pelí de miedo, 21 Ghosts (Part 1) de The Silures,  recorre mi espina dorsal para ponerme a tope desde la mañana, una angustia placentera que se intensifica ante la llegada de mi amiga del alma Cristina Valbuena.

Vamos sin dudarlo al restaurante de un colega , Last Monkey.  Hace unos 4 años que conocí a Stefano Mazza en su primer proyecto La Picolina, un bar super pequeño en San Gervasio en el que daba rienda suelta a su creatividad con su cocina italiana y me explicaba que era su primer paso, tenía pensado algo más ambicioso pero igualmente personal, un restaurante de tapas asiáticas con toques mediterráneos en el que huiría de todo lo convencional.

Pues bien, hace ya un año y medio que abrió Last Monkey, el proyecto que lo ha puesto en la escena de chefs más creativos de Barcelona con una apuesta sin pretensiones pero con mucho talento, unas tapas en formato platillo que sorprenden por el alto nivel de todas ellas, desde el wonton frito con pulled pork pasando por el edamame con aceite picante Sichuan y chalota crujiente (brutal), uno de los grandes éxitos que le acompaña desde el primer momento las berngenas china confit (confitada en soja de aceite, con salsa sweet chili), un brutal boniato al carbón con curry amarillo thai ,o el sorprendente gyozellini funghi porcilli (tortellini fresco de setas y parmesano con soja coreana fermentada y mayo de kimchi).

Para acabar dos de los platillos que más nos fliparón el smoked butter chicken (curry cremoso de pollo a la mantequilla ahumada) y la carrillera tagalog (carrillera de ternera melosa estofada al estilo filipino, gengibre, lemongrass y comino).

Un recital de Stefano de los que no se olvidan, un giro creativo de tapas diferentes, una bocanada de aire fresco de un proyecto personal que destaca ante la feroz oferta asiática que arrasa la ciudad y todo a precio de fast-food.

Gracias Ste por colocar Last Monkey en el mapa de sitios a los que ir a disfrutar fluyendo y sin abrir tan siquiera ni la carta para pedir.  Sí, a todo!