¿Quedamos a tomar el vermú?
El que siempre tuvo un hueco en el “antes de comer”, el rey del aperitivo y el brebaje protagonista, que junto con la aceituna, amenizan y “achispan” las mediodías de todos desde toda la vida. El vermú, resurge de yayos a jóvenes para su obligado cumplimiento los próximos sábados, domingos y fiestas de guardar.
Nos acercamos a unos de los barrios más castizos de Madrid, a peregrinar por las barras en busca de este elixir que nos piensa alegrar la mañana. Danzando por Chamberí, nos topamos con La Violeta. La que fue una taberna mítica de la noche madrileña de los 80-90, resurge para convertirse en la nueva vermutería del barrio.
Entre muchos parroquianos que han venido a lo mismo que nosotros, encontramos nuestro huequito en la barra. Una barra que conserva el mármol antiguo y que ha servido para que pudiesen empinar el codo varias generaciones de este barrio. Y ahora empieza el dilema, porque lo que hace especial a La Violeta, es que nos ofrece 23 variedades de vermú de productores de norte a sur de la península.
Que si “yo quiero Sant Vicent de Alicante que me recuerda a mi casa”, que si “yo quiero el Golfo de Burgos que es de mi tierra”, que si ahora pedimos “uno catalán por ejemplo un Casa Mariol”. Otra ronda de “el Bandarra que me gusta el nombre” y “la penúltima de Domingo, que es un nombre perfecto para un vermú”. Zarro, Yzaguirre, Lacuesta en todas sus reservas, Falset, Morro Fi, Oliveros… La lista es interminable. Pero somos optimistas, nos quedan muchos fines de semana para probarlos todos.
Para los que lo suavizan con soda, o lo aderezan con ginebra. Los que lo acompañan con una “gilda” o son fans de la aceituna. Para los que entre trago y trago pescan un boquerón… La Violeta es la vermutería perfecta para todos los gustos y para los que brindan con vermú los domingos “porque el lunes nunca llegue”.
