La Mar Salada

La perversión de la ciudad viene del futuro y destroza el pasado, unos de los últimos suspiros de los encantadores años pre-olímpicos se reinventa para ofrecer uno de los menús que encandilan a toda la ciudad, la mar salada.

Días especiales con fechas en negrita, copas acechando el cielo y sonrisas que evocan felicidad instantánea. Son la envidia del bienestar, lo observo en los ojos de la chica de la mesa colindante, el camarero elegante y distinguido como el mayordomo de Gatsby nos recita una poesía en forma de bacanal foodie.

Huevos poché con alcachofas servidos en plato fondo y comidos con cuchara dando una vuelta al concepto, brandada de bacalao que nos ganaba por su sabor y textura, un risotto con gambas para príncipes y princesas, todo ello envuelto como si de una piedra preciosa de 16 € se tratase.

Mas besos y abrazos al acabar como en los preparativos de navidad en el que todo el mundo sabe que volverá a ver a la familia mientras la mar salada mece nuestras vidas.

Sergi Barnet