La duquesita

Cuántas veces pasamos por delante de comercios tradicionales, detenemos nuestros pasos en su fachada y clavamos nuestros ojos en su escaparte. Cruzamos los dedos para que nunca eche el cierre y recordamos todos aquellos negocios de nuestra infancia que se fueron para convertirse en alguna cadena de estas que todo lo invaden y se llevan un trocito de nosotros.

El día que cerraron La duquesita creímos que, sin remedio, se iría con ella un pedacito de Madrid, de sus caramelos de violetas y sus bombones artesanos. Pero si había alguien que podía rescatarla del olvido y hacerlo bien, ese era Oriol Balaguer. Digamos que el Dios de los chocolates bajó del cielo para salvarnos. Respetando su fachada, mostradores, espejos y su lámpara centenaria, Madrid in Love aportó su granito de arena incorporando un suelo geométrico blanco y negro y mesas de mármol creando así el equilibrio perfecto entre clasicismo y modernidad.

¿Y qué podemos encontrar dentro de La Duquesita? NI más ni menos que sus croissants (ganador del mejor de España en 2014), panettones que bien merecen una buena cola navideña y palmeras de chocolate con las que fantasear en cualquier momento del día.
No se quedan atrás sus pasteles y postres. Desde su tarta de limón, su famosa Duquesita (esponjoso de yogurt y frutos rojos) hasta su 8 Texturas de chocolate, merecedor del premio al Mejor postre del mundo en 2001.
Acaban además, de presentar una nueva carta en la que apuestan claramente por el chocolate y recuperan el protagonismo del bombón estrenando 12 sabores que van desde lo más tradicionales (crujiente, vainilla, naranja…) a los más exóticos (yuzu, maracuyá, mango o lima). Todo dentro de unas preciosas cajas que querrás tener para siempre recibiéndote (llenas, claro) al llegar a casa.

Aparte de la satisfacción que nos deja el sabor de sus chocolates, como buenas nostálgicas, somos felices porque sabemos que hemos encontrado un refugio contra el paso del tiempo. Volvemos al exterior con nuestro tesoro azul bajo el brazo, sabiendo que las cuatro paredes que acabamos de dejar atrás contienen toda la magia de una caja de bombones.

Cristina V.