La Contraseña

El juego acaba de empezar. Entramos y buscamos cualquier pista que nos ayude a descubrir quién es Axel, nuestro contacto en el restaurante La Contraseña. Estamos en la primera fase del juego, sentadas en la barra de pizarra rodeadas por detalles coloniales, tomando una copa de vino Verdejo.

-¡Bienvenidas a La Contraseña! Os tenemos reservada una mesa pero antes os enseñaré todo lo que esconde nuestro espacio. – Dice Axel insinuando el inicio de una grata experiencia. Y juntos iniciamos la segunda fase del juego, traspasamos dos puertas infinitas que llevan al salón principal.

Un espacio cálido y fresco a la vez, es la primera sensación que tenemos. Dos bananeros gigantes, una fuente, mesas enormes de madera maciza, baldosas coloniales auténticas, cuadros y recuerdos que te llevan a distintos lugares del mundo y un ambiente informal pero elegante nos dejan con la boca abierta.

Seguimos desbloqueando espacios y nos encontramos en la “zona discreta”, sus paredes están cubiertas por abejas doradas, y de forma instintiva levantamos la cabeza descubriendo un techo de espejos que recrean un gran panal.

La siguiente etapa nos lleva a degustar sus platos estrella cómo la burrata sobre tártar de tomate, raviolis de boletus y pato con salsa de trufa, tártar de pez mantequilla… Sin olvidar el postre que nos sorprende con una exquisita tarta by Celicioso y “Brotes de Brownie” sorprendentemente presentados en una pequeña maceta de color blanco.

La última fase del juego se llama El Escondido y es el secreto mejor guardado de La Contraseña. Solo podréis descubrirlo y vivir ésta experiencia si os dejáis caer por este ambivalente espacio que acaba de nacer en Madrid.

Roser Ramírez