Ess-a-Bagel

Hay veces que vamos a un lugar por razones físicas, esa camarera o el ‘look’ de un bar. Hay otras que vamos por alguna razón mental: pensar que Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir tomaban un café en este banco cada tarde. Ni por esa razón, ni por la otra se visita el lugar de que se trata aquí.

Su estilo recuerda a una taberna antigua marmórea con mesas blancas, los clientes son de la zona, y los camareros (son casi todos hombres) llevan la misma camisa verde de siempre, acompañado con un gorro del mismo color, en el que el nombre de la tienda albea: Ess-A-Bagel. Estos, roscones de sabores de aquí y de allá, los bagels de Nueva York, tienen una larga historia; no obstante, muchas veces lo que pasa por un bagel en esta ciudad son dos rodajillas de pan con una pátina fina de queso untado.Ess-A-Bagel, cuyo nombre viene del ídish y quiere decir ‘comer un bagel’, no participa en ese cachondeo y, por eso y por mucho más, como las momerías de niños que se enlazan una después la otra, cada vez que vas, sales con más de lo que esperabas.

No os voy a contar de los años desayunando y cenando, ni de los sábados por la mañana de resaca, y mucho menos de los días pasados con mi noviecita en sus bancos de madera. No, nada de eso; pero sí vale la pena hablar de cada bagel, cada corteza perfectamente dura, la miga tierna, además de las veinte variedades de Philadelfia, entre las cuales nunca faltan la de pasas y nuez, la de aceituna o la de arándano. El famoso everything bagel y el dulce de pasas y canela tampoco faltan. Pista importante para conocidos: preguntad qué bagel está caliente y recién hecho, echadle un queso untado y ya verás porque Ess-A-Bagel lleva más de 50 años allí.

Andrés Olmedo

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Ess-a-Bagel
359 1 st Ave
New York
212-260-2252