En un rincón de uno de nuestros mercados favoritos, el de Antón Martín, se encuentra este pequeño restaurante especializado en ceviches ecuatorianos y peruanos. Su ambiente sencillo y acogedor así como su alegre personalidad latina nos llaman a sentarnos y probar uno de nuestros platos favoritos del otro lado del charco, en el que la calidad del producto y el conocimiento de la técnica son imprescindibles para un resultado final auténtico y sabroso.
Nos recibe Alexandra (dueña del negocio junto a su marido) con una amplia sonrisa y nos explica la carta. Tres tipos de pescado (salvaje, pulpo y gamba) a combinar con tres salsas (desde la más clásica peruana “al tigre” hasta otras más típicas en Ecuador o Colombia como “del Caribe”) para crear un ceviche a tu gusto en dos tamaños, grande o mediano. Los ceviches se pueden acompañar con una guarnición de quinoa o arroz, existiendo también la opción vegana, para los que lo deseen, en la que el pescado se sustituye por champiñones. Completan la carta su deliciosa ensalada de quinoa, con toques cítricos y crujientes, y las Bravas a la Huancaína.
Elegimos por instinto. Tres ceviches medianos, uno de pulpo con salsa de coco, mango y aguacate, otro de gambas con salsa del Caribe (salsa de tomate casera con galletas de soda) y el más clásico, de corvina salvaje al tigre (con leche de tigre, ají rocoto, lima y maíz tostado). Los tres aportan diferentes matices, igualmente deliciosos pero en los que cada ingrediente se diferencia a la vez que resalta la textura y sabor del pescado. Para beber dos Club Colombia, una cerveza dorada y ligera perfecta para este plato. En cada bocado se aprecia la frescura del producto así como el cariño y dedicación con que han sido elaborados.
Mientras disfrutamos de la cena leemos en su carta la leyenda del Mono de la Pila, la primera fuente pública de Bogotá, sobre la que cuentan que quien pida un deseo allí, se hará realidad. Nosotros lo tenemos claro, nuestro deseo es volver pronto a repetir todo lo rico que hemos comido hoy.