Dina Belenko
Dina Belenko, el límite es el cielo
Los rayos de sol nos despiertan tímidamente. El olor a café recién hecho que consigue que nuestras mañanas cobren sentido. Disfrutar de un momento de paz, antes de volver a la jungla. Dina Belenko nos hace alcanzar el éxtasis más edulcorado que jamás hubiéramos imaginado. Ahora sí, las mañanas vuelvan a gustarnos.
Sus instantáneas llenas de dulces imposibles despiertan nuestros sentidos y nos invitan a crear un nuevo desayuno. Imágenes que recrean cielos infinitos, planetas de chocolate, polvo interestelar que recubre nuestros sueños y cafés, como asteroides furiosos, que harían enrojecer al mejor barista de nuestro universo.
Dina Belenko nos conduce a un viaje interplanetario del que, con toda probabilidad, no querríamos volver. Besos dulces que se repiten, mañana tras mañana, imagen tras imagen. Donuts, chocolate, galletas, barquillos, kugelhopf, muffins y virutas de colores que nos vician, nos hacen querer más y nos llevan a un orgasmo cósmico, casi galáctico.
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