Era la primera vez que el calor de Madrid me agobiaba desde hacía, al menos, diez meses. El verano había llegado sin avisar y caminaba por Alonso Martínez en busca de un oasis dónde descansar y comenzar a leer un nuevo libro. Una fachada verde y azul que mi mapa mental no reconoce, llama mi atención y me acerco a ver si he encontrado lo que buscaba.
Las cortinas de cuadros dejan entrever un universo multicolor en el que me apetece perderme y no dudo en entrar a descubrirlo. Detrás de la barra está Margot, que junto a su madre y su tía es el alma mater de este pequeño café/ tienda degustación que no tiene ni un mes de vida pero que guarda muchos secretos.
Cripeka es un proyecto familiar que lleva gestándose años en la cabeza de Christina, madre de Margot. Ella se ha encargado de la decoración y ha convertido el local en un espacio que bien podría ser un decorado de Wes Anderson. El rótulo de la entrada es obra de un amigo de la familia y reconocido escultor, Juan Garaizabal. El mural del fondo de la sala lo ha dibujado Ramón Cano, historiador y restaurador cercano a la familia. Un montón de gente aportando su grano de arena para hacer de Cripeka algo diferente y con alma.
Su buque insignia es el café. Tienen su propio blend y lo tuesta de forma 100% natural el tostador madrileño Enrique Cantero. La leche es también de Madrid y fresca, por supuesto. En cuanto a la repostería, son recetas 100% caseras que parten de su bisabuela alemana (imprescindible probar el pastel de coco y limón). Si no te apetece dulce puedes probar uno de sus sándwiches como el González (de pollo con pan de curry y albahaca) o el Pérez (pastrami al estilo neoyorkino con pepinillos y cebolla morada). Además elaboran sus zumos naturales de presión en frío todas las mañanas.
Para rematar, tienen la intención de que todo lo que ves en el local se pueda comprar. Desde las tazas hasta las sillas… lo cual es un problema porque querrás llevarte todo a casa. Pero tienes tiempo para pensártelo porque Cripeka es un lugar para descansar, dejar los agobios fuera y relajarte en su ambiente naif mientras tarareas la banda sonora de Moonrise Kingdom.
