Clandestino Gastrobar

Entre maderas y otras texturas te deslizas por las paredes de ladrillo para llegar a un comedor pequeño, de mesas desiguales y sin mantel. Los paños de cocina en una suerte de servilletas con cubiertos de empuñadura de piedra, te reciben con una carta estrecha, de platos diferentes y exenta de menú del día.
Como comenta Enrique Vila-Matas, suele decirse que no es posible la originalidad plena, pero también lo contrario. Siempre dicen que está todo hecho, que no hay nada nuevo, y esto no es cierto.

Es difícil encontrar en León un lugar como éste, donde es un hallazgo poder degustar con una exquisita y cuidada decoración con neones y graffitis ad hoc, delicatesen como el Ceviche con Bizcocho de Aceituna y Salsas Clandestinas preparado con una destreza asombrosa por su chef, Javier del Blanco. Las hamburguesas descansando plácidamente sobre la pizarra; Una de Ternera, Provolone, Chutney de Cherry con Vinagre de Frambuesa y Cebolla Morada y la otra de Atún, Shitakes Ahumados, Mayonesa de Sésamo, Guacamole y Soja Tierna.
Y concluimos en Dorado, como el espía Bond, James Bond. El deleite de Lingote de Chocolate y Oro, tierra de Cacao y Pimienta Rosa, Gelée de Fruta de la Pasión y Helado de Café.

El Clandestino lleva abierto apenas un mes y consta de dos zonas bien diferenciadas. La parte baja con zona de barra, terraza climatizada y la sala de comedor. El primer piso, aún en obras, que irá destinado a convertirse en un Bistró Japonés, con barra de sushi.

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