Carbón Negro

Después de tanto destino extranjero y de bucear en gastronomías exóticas a lo largo de todo el verano, el cuerpo nos venía pidiendo un poco de la tierra, de los sabores de siempre, que nos hicieran sentir en casa y de paso volver a la rutina por la puerta grande. Dejamos que nuestro olfato nos guíe y como no puede ser de otra manera elige entre todos los olores el olor a parrilla y leña de Carbón Negro.

Un espacio majestuoso pero en el que nos sentimos a gusto, quizás por el trato cercano de todo el personal. Qué gusto cuando la gente sonríe. Nada más abrir la carta vemos lo que queremos: producto, producto, producto. Y allá que vamos.

Empezamos con la ensalada de tomate, de los de verdad, de esos que saben a lo que tienen que saber y tan difíciles de encontrar. Como no queremos elegir entre  carne y pescado decidimos compartir un lenguado sublime y un solomillo al punto con puré de patatas. Sencillamente se nos hace la boca agua al recordarlo.

Dos cafés y su tarta cremosa de queso para terminar o mejor dicho, para empezar el nuevo curso de la mejor manera posible. Fetén.

Cristina V.