Café Molar

Hacía siglos que no cogía el metro un domingo para ir a la Latina, pero hoy el cielo está negro y llueve sin parar. Es posible que tengamos suerte y el bullicio que llena la zona todos los fines de semana se haya permitido un respiro. Al salir a la calle y abrir el paraguas, comprobamos q estábamos en lo cierto.

La calle de la Ruda siempre huele a muebles antiguos y chaquetones de segunda mano, además la falta de gente y la humedad hacen que hoy se perciba de una forma más llamativa.

Unos pasos más y justo a la derecha se encuentra nuestro destino, Café Molar. Un peculiar espacio donde nos disponemos a desayunar rodeados de libros. El área de mesas es pequeña, por lo que suele ser difícil encontrar sitio, pero somos los primeros en llegar, así que elegimos la que está junto a los grandes ventanales. Cafés, zumos naturales y pan con tomate y aguacate. Nos parece la mejor manera de empezar el día, pero no queremos perdernos su carrot cake, así que la añadimos a la lista.

Sin quererlo, durante la conversación, la mirada se desvía hacía las estanterías… Bolaño, Rimbaud, Houellebecq y compañía nos miran desde allí, pidiendo a gritos acompañarnos de vuelta a casa. Mientras tanto, Johnny Cash nos canta dulcemente al oído. No podemos estar más a gusto, la pereza nos invade ante la idea de salir al exterior.

De vuelta a casa observamos Madrid bajo el paraguas. En una bolsa nos acompañan Ben Brooks y Lydia Davis, continuaremos el domingo con ellos en el sofá.

Cristina V.

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