Calles estrechas, fachadas señoriales, floristerías que seducen a cualquiera que se cruce en su camino, tienditas con encanto, pastelerías de lujo, casas de antigüedades y firmas de moda me cautivan paseando por el barrio de las Salesas.
Caprichos para todos los gustos, también para el paladar.

La novedad siempre llama la atención. “Bocadillo de jamón y champán”, no hace falta decir nada más. Acogedor, luminoso, con un toque exquisito. Muebles de madera y detalles en cuero dan ese toque rural, auténtico. Botellas de champán francés decoran el mostrador y el olor a pan recién horneado empapa todo el salón.

Es la combinación perfecta de exclusividad, calidad y tradición. Rodeada de conversaciones ajenas, degusto el bocadillo de pan de vidrio con jamón ibérico de bellota y queso manchego. Y como no, una copa de Frerejean Fréres, un auténtico champán francés es mi aliado durante toda la degustación.

Queridos, ha sido un placer… convertido en un ritual de hoy en adelante…

Roser Ramirez

 

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