La misma puta sensación cuando encuentras un lugar que lleva un mes de rodaje y tiene tan buena pinta que no quieres que nadie lo descubra, quieres que sea tu mierda para siempre, casarte con él y que nadie lo miré nunca más. Pues bien, eso me sucedió el viernes pasado al entrar en Bistrot Levante, con la excepción que hoy os voy a contar porque este sitio será el nuevo pelotazo de la ciudad.
Bistrot Levante es un restaurante pequeño, con pocas mesas en lo que lo más importante son los detalles, desde el principal el producto hasta el color de la servilleta. El espacio es minimal, con muy buen gusto en la decoración y unos ventanales increíbles en las que poder sumergirte mientras pruebas sus cartas, sí, sus tres cartas una para los desayunos/brunchs, otra para el mediodía con opción de menú y otra por la noche. Así que cualquier franja es buena para probar las delicias que prepara su chef, Nick Hosea.
Nosotros fuimos a probar el mediodía de Bistrot Levante, y para la ocasión nos cascamos una ensalada de remolacha y naranja, unos alucinantes boniatos y coles de Bruselas asados y el plato estrella un Gyros de pollo asado con pan de pita. Nos encanto la influencia oriental del restaurante, sutil y ruidosa como un disparo en el anochecer.
Quedarse con ganas de más cuando por azar das con un restaurante tan fino, volveremos a probar sus desayunos, cocinan unos huevos pochados con garbanzos tostados que prometen el orgasmo. O sus cenas, Pablo, su encantador manager (Palo Santo, Martinez, Casa Bonay…) nos habló maravillas de su franja horaria nocturna, no tardaremos en volver a ver a Pablo.
Sergi Barnet
Fotos: Víctor Ibáñez
