Bar Ri

El calor me vuelve paranoico y solo pienso en comer y beber, otros piensan en ir a la playa o colarse en el lobby de un hotel para calmar su paranoia, yo con comerme una buena ensaladilla rusa tengo suficiente y para eso hay que ir a Sarria, al Bar Ri.

Abro la puerta con la inquietud propia del sofoco, un escalofrío recorre mi cuerpo al entrar en un espacio elegante que fluctúa entre la modernidad y el clásico estilo nórdico que golpea la segunda decena del siglo 21.

Mis amigos me esperan sin síntomas de paranoia y con dos cervezas en cada mano, me relajo! Todo irá bien.

La invasión de los platos para compartir empieza con una de las mejores ensaladillas rusas caseras en mucho tiempo, se nota que estamos acercándonos al verano y los platos fríos nos entran de bien como un día en el sonar de día. Aterriza en la mesa el salmorejo, buenísimo y seguimos con unos berberechos que nos saludan con ganas de ser devorados. La cerveza vuela a la misma velocidad que nuestra planificación de viajes efímeros estivales, llega el salmón noruego ligeramente ahumado y soasado al momento con un soplete que lleva el chef Alejandro Loaiza y que nos hace aplaudir a rabiar como si fuera el último bis de nuestro grupo favorito.

Por último, llegan los platos estrellas rabo de buey guisado excelente y el tataki de atún rojo con salsa de miso blanco y verduras salteadas al wok.

Perfecta bacanal en Bar Ri para despedirnos de la paranoia y entrar de lleno en la ansiedad por repetir, volveremos en breve para recargar fuerzas y curar nuestros corazones débiles en verano.

Serge Barnet
Fotos: Ana Casanova