Quería sorprenderla para su cumpleaños. Era una persona de difícil complacer; perfeccionista, detallista y exigente consigo misma y con los demás, el listón estaba siempre demasiado alto. Conocía de sobras su pasión por la buena comida en entornos bonitos pero quería ir un paso más allá, porque con aquello solamente no sería suficiente. Andando por el eixample barcelonés dio con el lugar adecuado: Artte. Bistró de comida tradicional con un twist, tienda de té, música en directo, degustaciones y ceremonias, decoración cuidada al detalle, clara apología al arte… ya lo tenía.

Cuando entraron, ella sonrió complacida mientras contemplaba ese espacio inspirado en los antiguos salones de té orientales: espacioso, luminoso, con claros guiños hacia el arte, butacones cómodos y un piano de cola en el centro de la sala presidido por una magnífica ilustración de Conrad Roset. La velada empezó con una actuación de jazz sublime. Ya en la mesa, disfrutaron de una cena llena de sabor, con platos del día elaborados y cuidados, donde la palma probablemente se la llevó la crema de verduras con menta. Durante el café estuvieron debatiendo cuál sería la próxima actuación a la que irían; el cabaret ganó por mayoría absoluta. Acabaron paseando por la tienda de té, maravillados ante tanta variedad llegada de la India, China, Sri Lanka o África.

Cuando salieron a la calle, de vuelta para casa, él la miró de reojo. Su rostro era de plena satisfacción, irradiaba alegría como cuando haces algo que te ha salido redondo. Sonrió, triunfal, sabiendo que lo había conseguido.

Anna Codorní

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Artte
Muntaner 83
Barcelona
www.artte.es