Mi Kitxen

La vuelta al mundo en 20 platos

Viajar es soñar, planear, imaginar, deleitarse… Los que no podemos vivir sin hacerlo, disfrutamos perdiéndonos por calles de países lejanos, descubriendo los rincones más genuinos de cada ciudad que visitamos. Y no se puede conocer a fondo un lugar sin comer por sus calles, en los puestos de comida para llevar o incluso en las casas de los oriundos que nos ofrecen la forma más auténtica de disfrutar su cocina con la sinceridad de un plato y una cuchara.

En todo esto coincidí desde el primer momento en el que empecé a conversar con Raúl y Michel, viajeros apasionados e incansables que han decidido montar algo propio, pequeñito, con cariño, que refleje en forma de platos de cocina callejera, todo lo que han ido probado a lo largo de sus aventuras por el mundo.

Así nace Mi Kitxen, un pequeño restaurante en la calle Hartzenbusch (una de las zonas en ebullición de Chamberí) que nos propone una carta con 20 platos de lugares tan diferentes como India, Japón, Tailandia, China, Indonesia, Estados Unidos, Italia o Sudamérica. Su carta de vinos con asesoramiento de Vilaviniteca les acompaña a la perfección. Además también tienen cervezas artesanas de Madrid Hop Repúblic y algunas japonesas.

De entre el recorrido visual que nos ofrece su menú, nos inclinamos por su Guacamole con langostinos para empezar (con un toque picante y nachos caseros), Pad Thai (el mejor que hemos probado en Madrid hasta el momento), Nasi Goreng (un arroz asiático muy popular que se sirve con huevo, simplemente para morirse), Kwek kwek (unas piruletas filipinas de huevitos de codorniz en tempura de colores en su nido que nos dejan con ganas de más) y sus Fish and chips (crujiente por fuera, súper jugoso por dentro y con una deliciosa salsa tártara de acompañamiento).

Estamos tan llenos que pensamos que no podremos con el postre, pero Michel nos recomienda uno de sus helados artesanos, elaborados por Amarena gelateria cada semana. Los sabores van variando y esta semana toca el de mojito, que nos parece perfecto para poner punto final a nuestro periplo. Fin del trayecto, queda demostrado que también se viaja con el estómago.

Cristina V.

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