Se levantaba cada día a la misma hora, más o menos cuando la luz empezaba a colarse por la ventana. Tomaba su café y a penas comía algo mientras acariciaba su gato persa. Luego se dirigía a su galería dónde observaba y analizaba la última creación en la que estaba trabajando. Ésta era su rutina y así ella era feliz. La imaginación, la creación, la pintura… No necesitaba mucho más.

Aunque parezca increíble a veces pasaba el tiempo fisgoneando por la ventana, como si de ésta manera compensara la monotonía de su día a día. Admiraba el ritmo de esa gente, que llegaba y se iba; la variedad de platos y bebidas; los muebles y las vajillas que eran casi piezas de coleccionista. Ése era el escenario que le ofrecía El Patio Fisgón, un restaurante situado en la zona noble de Madrid.

Una acogedora entrada presidida por una barra central dónde los amigos y las parejas compartían agradables momentos acompañados de un cóctel o algo para picar. Pero lo que de verdad admiraba era el gran salón rústico y estiloso del final de local. Mobiliario procedente de Marruecos, París, Barcelona… y un enorme jardín vertical impresionaba a todos los visitantes.

Revuelto de trufa negra y emmental, arroz cremoso con calabaza y foie o atún con salsa teriyaki eran las obras de arte que se servían en el patio de las delicias, además de postres delicados y exquisitos que daban el toque dulce.

Siempre tuvo la curiosidad por descubrir el aroma de esos platos, el sabor de un café con espuma u oír alguna de las historias que se contaban en esas mesas parisinas, aunque al final siempre lo dejaba en manos de la imaginación, plasmando en lienzos su versión del espectáculo.

Roser Ramírez

SaveSave

Contact
El Patio Fisgon·
Don Ramón de la Cruz 26
Madrid
915 77 63 74
https://www.facebook.com/elpatiodelfisgon