Recuerdo que en los dos meses que tardé en ver de principio a fin «Los Soprano«, había dos obsesiones rondando por mi mente de forma ininterrumpida: el Pastrami y las albóndigas. Soñaba con devorar bocadillos acompañada de Tony en cualquier mesa redonda de carnicería de barrio de Nueva York. Mi primera parte del sueño se vio cumplida cuando conocí Coco bar pero tenía pendiente la segunda…hasta qué llegó Bolero Meatballs.
Un pequeño local situado entre Callao y Ópera con una estética que me atrapó desde el primer momento. Su oferta es muy sencilla, cuatro tipos de albóndigas (opción vegana entre ellas) a combinar con cuatro salsas diferentes, todas ellas en varios formatos: tapa, ración, bocadillo pequeño o bocadillo grande. Nuestra combinación ganadora fueron las orientales con salsa de cacahuete y leche de coco y las parm&chick con salsa mexicana. Sentados en su agradable terraza las comimos en silencio, pensando en cuales probaríamos la próxima vez. Sus sándwiches helados hechos con galletas caseras y helado italiano son el mejor final que se puede imaginar.
No me quiero ir, pero volveré a seguir probando fórmulas e incluso a repetirlas. Sabía que me encantaría antes de entrar, fue un flechazo, como el que tuve con los spaguetti de Carmela o los cannoli de Paulie.
Cristina V.
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Bolero Meatballs c/Conchas 4 Madrid
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