Lo reconozco, me gusta el pollo, siempre me ha parecido fantástico. De pequeño el mejor día de la semana era el sábado, cuando iba a casa de mis amigos y nos poníamos finos de pollo frito de una cadena americana de dudosa reputación. Que mas daba, estaba enganchado a ese pollo frito de mierda.
Cuando descubrí Rooster, no tarde ni unas horas en plantarme ahí, el antojo a pollo frito había estado agitando mi cuerpo en silencio desde hacía tiempo y tenía que saciarlo como un virgen suicida. Rooster viene a ser como la criptonita de las hamburgueserías, la salvación para los que estamos más que hartos ya de ellas y un día al mes nos apetece devorar algo mientras nos manchamos las manos. Porque sí, el pollo se come con las manos.
Y os avanzo, que el pollo de Rooster es fino, muy fino, nos pedimos la impactante formula mediodía, un combo de plato + acompañamiento + bebida por 10 pavos que decidieron ser los diez euros más bien invertidos de la semana. Spicy Chicken , receta nacida en Nashville en los años 30 marinado 12 horas glaseado con una salsa picante que es la puta hostia! pollo frito cojonudo acompañado de coleslaw para suavizar el plato y darle a la birra.
En Rooster, a parte de pollo frito de nivelaco también te puedes comer quesadillas, wraps, cuban sandwich, adobo filipino, crujiente de cerdo.. un repaso de la gastronomía filipina que le da sabor a este nuevo sitio, ya, uno de los nuestros.
Fotos: Víctor Ibáñez
