Al fondo las torres vigilan en silencio.

Mis pasos se alejan cada vez mas de lo que ocurre en los barcos y a la vez estoy cada vez mas cerca de la euforia con la que se saludan unos a otros en la Barceloneta.  Al entrar en el bar, el camarero me mira y por supuesto no me saluda, pienso que no le gustan mis zapatos ingleses de cordones pero no veo cartel alguno que prohíba la entrada a personas con el calzado tipo Oxford, así que me siento cerca del gran ventanal redondo atraído por las vistas a las palmeras. Me gustan las palmeras porque son altas y delgadas.

Vuelve el camarero y se planta delante de nosotros con su libreta aceitosa, por supuesto no saluda, el que parece su hijo le chilla desde la barra del bar, la que parece su mujer le chilla desde el lado opuesto del establecimiento, son gritos de sábado, aquello se llena por segundos, el camarero parece no inmutarse y apunta una tortilla de patatas, dos vermuts, pescaditos y alcachofas rebozadas (que no chips de alcachofas).

Al volver a la barra el hombre saluda abrazándolo al que parece el jefe del barrio, un tipo muy parecido a Tony Soprano. Mientras esperamos el servicio entran tres jóvenenes con la tez morena y en menos de lo que tardamos en hacer un movimiento en ráfaga para ver como va nuestre pedido en la barra, están cantando rumba en el local como si estuvieran en el escenario principal de Glastoumbury, la gente se agolpa para ver lo que sucede en el Bar . El que según mi acompañante es una estrella de la sobremesa en formato television se levanta y aplaude entusiasmado ante las melodías rumberas desplegadas por el grupo.

Por fin la jugosa y deliciosa tortilla de patatas llega a nuestro paladar como si fuera un manjar del antiguo egipcio, el vermut en una botella con aspecto vintage y los pescaditos acompañan la actuación de tres temas de las estrellas invitadas, la euforia crece por momentos igual que nuestra delatadora sonrisa al vivir todo aquello, un bis previo pago de un billete de un grupo a uno de los músicos pone las notas finales, arrancando un cumpleaños feliz febril y acelerado en honor  a una chica con cara de cabalgata de reyes.

Salimos por la puerta , esta vez no nos miran, somos nosotros los que hacemos una ojeada a uno de los espacios mas auténticos que quedan en la Barceloneta.

Volvemos hacia las torres , volvemos a la realidad.

Sergi Barnet

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Bar Electricitat
C/ San Carles, 15
Barcelona