Entrepanes Díaz

Y legó el día en el que hartos de sentarnos en restaurantes, nos apetecía callejear, meter el codo en la barra, tirar las servilletas de papel en el suelo, cascarnos unos buenos bocatas y escuchar algún temazo de Camilo Sexto por el sound system del garito. Así que todo estaba bastante claro, dirección Pau Claris-Diagonal, era hora de Entrepanes Díaz.

Para empezar la bacanal de bocatas y como nos gusta ir a la contra, pedimos unas croquetas y cochinita pibil, mientras le dábamos fuerte a las cañas, una tras otra, empezando a distorsionar apoyados con el codo en barra mientras seguíamos expectantes las explicaciones del camarero, muy old school, sobre cuales eran los high lights de Entepanes Díaz.

Y llegó la mandanga, el bocadillo Antxon, resulto ser una bomba de color, sabor y textura, consistía en tres ingredientes: huevo poché, chistorra y patatas paja de base, fuego en el cuerpo. El de calamares esta a años luz de lo que nos tomamos siempre que aterrizamos en Madrid, pan suave, calamares con tinta y mayonesa por encima; una jodida pastilla de felicidad para los adictos al mar, ya puestos y como estábamos en plan marineros locos nos pedimos el de kokotchas, que entro como una ola en los pies cuando vienes con ganas de salitre en vena.

Todo muy castizo pero con el rollo cool barcelonés, bocatas buenísimos a precio ciudad condal, lugar con mucho rollo para hacer una parada en boxes, llenar el buche, tomarte unas cañas y acabar en un antro de mala muerte tirándole los trastos a la primera que desafía nuestra mirada acero azul a lo Derek Zoolander.

Serge Barnet
Fotos: Víctor Ibáñez