CAROLA NO HACE UN COCIDO CUALQUIERA
Tengo cinco años, es martes y mi abuela me lleva de la mano apresuradamente por los pasillos de un mercado de abastos de los de verdad. Íbamos a llenar la bolsa con todo lo necesario para hacer el cocido que ella prepara todos los martes religiosamente, llueva, nieve o haga un calor del demonio desde hace 40 años. Un plato que te trae recuerdos y que no echas de menos hasta que te vas de casa.
A falta de abuelas, Casa Carola siempre tiene una mesa esperándote,
con un mantel de cuadros, un buen vinito de Madrid, y un cocido en tres vuelcos del que no sobran ni las piparras.
Y es que hay días de invierno que uno se levanta con ganas de coger una cuchara y arrebañar un puchero hecho con cariño, paciencia y mimo.
Empiezas con una sopa de fideos con caldo del cocido, seguido de unos garbanzos segovianos, acompañados de las verduras y una salsa de tomate con comino. Carnes de añojo y pollo ,morcilla casera, chorizo de sarta, tocino ibérico, punta de jamón y huesos de caña. Todo rico y de la mejor calidad. Y el secreto no es cómo comerse el cocido, el secreto es cómo lo hace Carola. Su sabor es un milagro y sobre todo felicidad.