Lisanderella
Cómo renovar un clásico
Hay clásicos intocables, de esos que quieres parar en el tiempo y que nunca pierdan su esencia, lo que les hace diferentes. Uno de ellos fue Don Lisander y sus míticas pizzas ovaladas, de masa fina y crujiente, inconfundibles en la capital. Cada cierto tiempo daban ganas de volver y pedir un par para compartir con una botella de vino. Por eso nos encantó saber que su chef y propietario Gonzalo Vernacci había dado un paso al frente atreviéndose a uno de los retos más difíciles, renovar un clásico y así nació Lisanderella, con la ilusión de continuar el legado de aquel referente de la cocina italiana en Madrid.
Y así, con mucha ganas, acudimos a esta nueva ostería cercana al Retiro con un toque renovado pero que mantiene en su carta los básicos imprescindibles de la cocina italiana y, por supuesto, sus pizzas de masa fina.
Elegimos su burrata con focaccia recién salida del horno, para empezar. Seguimos con la pizza de huevo y trufa, que mantiene todos los sabores de la original, la otra mitad (para poder probar dos) es la Fresca, con tomate rúcula y parmesano. El espectáculo llega con su carbonara in situ, ponte la servilleta porque la baba cae seguro mientras montan el plato delante de ti como mandan los cánones: yema de huevo, pimienta y pecorino romano. Voilá, ya tienes el menú italiano perfecto, el que apetece de lunes a domingo.
¿De postre? Nosotras tenemos una regla: si hay canolo siciliano, se pide. Pero aquí viene en formato triple, con crema chantillí y bien de cacao, un espectáculo. Qué bueno todo, oye, hay que volver.
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